
Bueno, apuesta un par de veces, unas 4 apuestas separadas. Pierde las 4 y piensa que ha sido estafado. Ha sido estafado por si mismo, entonces se odia, y se insulta, desconfía de sí mismo cuando se dijo que apostar más veces le daría resultado y comienza a idear un plan perfecto sobre como apostar para ganar, cómo violar al sistema. Entonces se da cuenta que debe apostar mucho dinero por 3 equipos "seguros" por separado, digamos 100 euros a cada uno, lo que es decir 300 euros en total.
Un equipo empata, los otros 2 pierden. "Que mala leche", piensa, y se lamenta porque lo que ha pasado es algo totalmente imprevisible, y que justo fue él el que sufrió. Piensa "Esto no sucede 2 veces seguidas, la próxima apuesto igual y seguro que gano". Y lo hace, y pierde 2 apuestas y gana una al mismo tiempo, y en el saldo total termina perdiendo 100 euros. Y obviamente piensa "Dos veces mala leche, esto es increible!". Y obviamente piensa "La próxima es imposible que pierda, sería demasiado"
Y es demasiado, el apostador vuelve a perder. Entonces en este momento las personas tienen 3 caminos para seguir, y según el camino que tomen se convertiran o no en apostadores.
1. Meter el costo de apuestas en su balance contable (como la factura del gas) y hacerlo por montos pequeños y por diversión con una cosquillita todos los días al mirar los resultados de la jornada.
2. Jugarse la casa en las apuestas porque quieren comprarse otra casa.
3. Darse cuenta.
Aquél que elija la respuesta número 2 podrá ser apostador. Las otras dos respuestas, con diferentes graduaciones, son respuestas atinadas, pero sólo por ahora y siempre y cuando los apostadores no sean mayoría de la población.
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